miércoles, 20 de enero de 2016

RESEÑA DE DIXIT EN SHADOWLOCKED

DIXIT reseñado en Shadowlocked (2013) por Richard Cosgrove. Traducción de Félix Frog2000.

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En latín Dixit significa "el/ ella dice", y aquí tenemos lo que opina y dice del juego el entusiasta crítico de juegos de tablero de Shadowlocked.

Hay algunos juegos sobre los que se habla mucho y que, sin conocerlos, te preguntas cómo demonios podrían funcionar y mucho menos ser entretenidos. Yo pensaba así de Dixit, y debo admitir que era algo que me preocupaba un poco antes de que la pandilla de juego de Shadowlocked lo probáramos para realizar esta reseña, pero al final resultó que no podía estar más equivocado, y en cuestión de minutos jugando con él, de repente todo adquirió sentido y nos quedamos enamoramos del juego.

Al igual que ocurre con todos los mejores juegos, en realidad el objetivo de Dixit es bastante sencillo. Cada jugador comienza el juego con seis cartas de una baraja de 84, cada una de las cuales tiene un dibujo impresionante, hermoso y muy a menudo surrealista realizado por la ilustradora Marie Cardouat. Al comienzo de cada turno, uno de los jugadores será designado como narrador y deberá seleccionar una de las cartas de su tirada. Entonces, sin mostrársela al resto de jugadores tendrá que describirles a viva voz algo que describa su carta, algo que puede ser una palabra, una frase, una cita que recuerdan de un libro, una canción o una película, o incluso un sonido.

Entonces los otros jugadores han de seleccionar una carta de su propio mazo que ellos crean que es la que mejor podría describir la frase (o lo que sea que haya elegido el narrador) y luego deberán entregarle sus cartas al narrador, que las barajará junto con los suyas. Las cartas serán colocadas al azar sobre la mesa boca arriba, y los otros jugadores tendrán que decidir cuál de las cartas creen ellos que pertenece al narrador, colocando una ficha de voto junto a la que elijan.

El objetivo de los jugadores es identificar la carta del narrador, ganando puntos si lo hacen. Si todos los otros jugadores, o si ninguno de ellos, son capaces de encontrar la carta del narrador, entonces él no recibirá ningún punto y el resto se anotará dos. En todos los demás casos el narrador recibirá tres puntos, al igual que los jugadores que identificaron su carta, y además cada jugador recibirá del narrador un punto por cada uno de los que haya votado por su carta.

El ganador del juego es el primero que llegue a los treinta puntos, que irá apuntando con unas bonitas fichas con la efigie de un conejo mientras lo va moviendo a través de un lindo tablero-jardín de cartón cubierto de hierba y que contiene treinta piedras numeradas (y que realmente no tiene nada que ver con el juego, pero es una forma muy agradable de llevar el recuento). También ganará el que tenga la mayor cantidad de puntos una vez que la baraja se ha agotado.

Suena bastante fácil, ¿no? Pues lo es, pero el verdadero truco es encontrar una forma de describir tu carta que sea lo suficientemente obvia para que algunas personas la identifiquen, pero no de forma tan específica o evidente para que todo el mundo lo haga. Nos dimos cuenta de que en las dos primeras rondas todos estábamos siendo demasiado específicos, y de esa forma las diversas cartas de los narradores estaban siendo identificadas fácilmente por todo el mundo (y por lo tanto no se estaban marcando puntos suficientes), pero tampoco lleva demasiado tiempo empezar a pensar de una forma diferente. Después de eso Dixit se convirtió en una experiencia sumamente agradable, ya que por un lado hace ejercitar la materia gris mientras intentas llegar a la descripción adecuada y por otro te hace confiar en ti mismo cuando das con el equilibrio justo.

Una partida de Dixit dura aproximadamente una hora, y este es uno de esos juegos que evoca el grito de "¡juguemos otra vez!" entre los jugadores en el mismo segundo en el que alguien ha ganado, y con razón. No es en absoluto el ejemplo típico de juego de estrategia en plan “Munchkin Zombies”, "Zombies!!!" o "Star Trek Catan", sino que definitivamente Dixit es diferente porque tienes que utilizar todas tus habilidades para encontrar el fino límite entre la descripción demasiado obvia y la que resulta demasiado oblicua. 

El consenso sobre Dixit, abrumador, fue que le encantó a todo el mundo, y sin duda se ha convertido en uno de los juegos habituales en nuestras sesiones de juego regulares, sobre todo porque mientras observas y estudias detenidamente las cartas bellamente pintadas, también estás intentando conjurar la descripción (o el sonido) correctos.

Tremendamente recomendable.

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